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Escribe Marc Dourojeanni / Profesor Emérito de la Universidad Nacional Agraria de La Molina
La idea de una ferrovía ente Brasil y Perú a través de la Amazonía
no es nueva. Una década atrás ya se contabilizaban cinco propuestas en
Perú y una en Brasil. Además, el tema ya había sido discutido entre los
gobernantes de ambos países. Lo único realmente nuevo en el reciente
anuncio es el financiamiento que vendría de China, y el aparente cambio
en la ruta que previamente había concebido el Gobierno.
Los ferrocarriles son promovidos como de menor impacto ambiental y
por eso se presentan como alternativa a las carreteras. Estas no
consiguen evitar la ocupación desordenada del territorio y la
deforestación. Pero, entre Perú y Brasil ya existe la Carretera
Interoceánica Sur y también la vía bimodal Norte y hay otra planeada,
entre Pucallpa y Cruzeiro do Sul. Eso significa que los impactos
ambientales se sumarán.
LAS FERROVÍAS Y EL AMBIENTE
Es verdad que, en las condiciones amazónicas, una ferrovía ofrece menos riesgos que una carretera. La razón es elemental. El tren solo se detiene en estaciones, dificultando el acceso desordenado a las tierras, a los bosques o al oro.
Por eso, en teoría, es más fácil para las autoridades hacer respetar
las reglas de ocupación de la tierra y evitar la deforestación donde no
es necesario o es ilegal. Pero esa ventaja depende de dónde están las
estaciones y de por dónde pasan y van las carreteras que irradian de las
estaciones. Además, para construir una ferrovía se necesita abrir un
camino lateral que si no es clausurado multiplica el daño.
Entre las ventajas ambientales de la operación de las ferrovías también deben mencionarse:
(i) la eficiencia energética que es mucho mayor que usando camiones y
automóviles; (ii) la reducción o eliminación total de emisiones de gases
de efecto estufa, es decir, de contaminación del aire, si se usa
energía eléctrica; (iii) eliminación de la contaminación ocasionada por
el desgaste del asfalto y de los neumáticos; (iv) reducción enorme del
número y frecuencia de accidentes y de contaminación por causa de ellos;
y, (v) control eficiente de las personas y mercancías que se trasladan,
lo que es casi imposible en una carretera.
Las ferrovías también tienen ventajas económicas pues su costo de
operación y el precio de su flete son menores que en el transporte
terrestre. En cambio, su costo de construcción es mayor.
Examinando el asunto a nivel regional, el principal riesgo de las ferrovías para la Amazonía
deriva de sus ventajas económicas. En efecto, el flete más barato hace
rentable a la agricultura intensiva para exportación en lugares donde
por el momento no es económicamente viable. Verbigracia, a pesar de lo
dicho antes, una ferrovía puede aumentar mucho la presión sobre los bosques.
Además, la energía que usan las ferrovías va a justificar construir más
represas en los ríos amazónicos peruanos, pues en Brasil ya son escasas
las posibilidades de hacer más hidroeléctricas.
LAS CAÓTICAS PROPUESTAS DE FERROVÍAS PERUANAS
Como he mencionado, las propuestas peruanas de ferrovías
intercontinentales no son novedad. La primera tiene más de un siglo y
debía empalmar el Ferrocarril Central con Pucallpa. En 2009 el
Ministerio de Transportes y Comunicaciones mencionaba cinco proyectos de
ferrovías que llegarían a la frontera con Brasil. Una de esas
propuestas, entre Bayóvar y Cruzeiro do Sul, pasando por Pucallpa, había
sido declarada de Interés Nacional, por lo que figuraba en la lista de
inversiones y en el programa de concesiones del Ministerio.
Otra, promovida por el Gobierno Regional de Loreto
a partir de 2008, aprovecharía de la anterior desde Yurimaguas y
conectaría con la frontera colombiana y brasileña después de pasar por
Iquitos. Esta propuesta, que llegó a licitar su estudio de factibilidad
por 28 millones de dólares, era descabellada y, felizmente, parece haber
sido paralizada por sospechas de corrupción. En efecto, ¿para
qué construir una ferrovía donde ya existe una hidrovía y hay dos
carreteras en construcción que llegarán al mismo destino?
También existían en el listado del Ministerio otras dos propuestas en
la región central y más de dos en la región sur. Estas últimas saldrían
de los puertos peruanos del Pacífico y empalmarían con la red brasileña
cruzando la frontera por Iñapari, o sea, con un curso paralelo a la
Interoceánica Sur.
En resumen, sucesivos gobiernos nacionales y regionales, en
el mayor desorden, han propuesto hacer ferrovías sin llevar en cuenta
que ellos mismos u otros también han decidido otras ferrovías, así como
carreteras e hidrovías, todas paralelas y obviamente económicamente
inviables. Para eso, lamentablemente, han contado siempre con
el apoyo entusiasta de entidades financieras internacionales “serias”
como el Banco de América Latina -antigua Corporación Andina de Fomento- y
el Banco Interamericano de Desarrollo, que inventaron la Iniciativa de
Integración de la Infraestructura de América do Sul (IIRSA), cuyo
objetivo parece haber sido apenas estimular inversiones sin verdadero
planeamiento y sin consideración socioambiental alguna. Brasil,
aplicando su visión geopolítica y en el afán de llegar a la costa del
Pacifico, ha puesto su Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social
(BNDES) a disposición de las empresas constructoras del país, cuyos
turbios procedimientos son ahora famosos gracias al escándalo de la
Petrobras.
¿Y CHINA?
Las informaciones públicas sobre la nueva propuesta del ferrocarril interoceánico son aún bastante confusas y no queda claro cuál será su recorrido.
Como siempre en América Latina la llegada de un mandatario de país rico
desencadena la urgente orden presidencial de “¿qué hay para firmar?”.
No es difícil imaginar que la visita del Premier chino Li Keqiang a
ambos países provocó el mismo efecto y así apareció de nuevo esa
ferrovía.
Hasta donde parece, se trata de un proyecto que, usando las vías
férreas existentes en el Brasil, saldría del puerto de Açu y llegaría al
puerto de Ilo, pasando por el lago Titicaca. En verdad, esa propuesta
se parece mucho a una de las que ya existía para la región sur, pero en
este caso parece que también pasaría por Bolivia debido a reclamaciones
del gobernante de ese país.
Dependiendo del trazado y si, por ejemplo, se construye al lado de la
Carretera Interoceánica Sur, su impacto ambiental adicional no sería
muy grande ya que pasaría por regiones ya muy alteradas de Madre de
Dios, Acre, Rondonia y Mato Grosso. Pero, no hay garantía de que
no se decida seguir otro rumbo, pasando por áreas protegidas, tierras
indígenas o abriendo bosques naturales. Además, por más cuidado
que se tenga, una ferrovía construida al estilo chino, país que no se
destaca por sus cuidados ambientales y sociales, producirá impactos
sociales y ambientales serios.
La pregunta es: ¿Por qué construyeron la Interoceánica Sur,
con su terrible secuela de impactos negativos, si era para pocos años
después construir también una ferrovía paralela? ¿No hubiera sido más
sensato optar directamente por la ferrovía?
¿SERÁ QUE SI SE CONSTRUYE ESA FERROVÍA SE DESCARTAN LAS DEMÁS?
Cuando se examinan los proyectos ferroviarios del Brasil se constata que
la propuesta original peruano-brasileña, aprobada por el Congreso en
2008 entre Bayóvar y Cruzeiro do Sul continúa vigente. Además, ese
proyecto tiene algunas ventajas. En efecto, Bayóvar además de puerto
ofrece un importante yacimiento de fosfatos de los que la agricultura
brasileña necesita desesperadamente. De hecho, la empresa minera Vale ya
está explotándolo en pequeña escala. Eso garantiza carga de retorno.
De otra parte esa vía pasaría por el punto más bajo de la Cordillera de
los Andes, a apenas 2145 metros en lugar de a más de 4000 metros como
en la opción del Sur. Otra ventaja, en este caso para el Perú,
es que recorrería el Valle del Huallaga que ya está ocupado y que es el
más fértil y productivo de la Selva. Además permitiría conectar con la
Hidrovía del Marañón-Amazonas.
El principal problema de esa propuesta es que, entre Pucallpa y Cruzeiro do Sul, la ferrovía pasaría a través de un área de grande valor ecológico y con presencia de poblaciones indígenas. En ese camino está previsto, con todos los estudios prontos, establecer un parque nacional que sería colindante con el Parque Nacional da Sierra do Divisor
que ya existe del lado brasileño. Es decir, que no sería ideal poner
una ferrovía en medio de un lugar así. Pero sería peor construir allí la
tercera Carretera Interoceánica que está prevista y ya medio construido
del lado brasileño. En la disyuntiva de ferrovía o carretera obviamente
sería mejor la primera, si es construida con todo el cuidado que el
lugar merece y si, va a haber una estación, esta debería ser
exclusivamente reservada para el turismo.
Pero, dentro de la confusión reinante en el Perú en cuanto a planes
viales, nadie puede garantizar que si se construye por allí una ferrovía
no se haría también en ese mismo lugar la tan promocionada Carretera
Interoceánica Central. Tampoco es posible asegurar que si se construye
la ferrovía en el Sur no se haga también la del Norte y, nadie garantice
que un próximo gobierno de Loreto no haga revivir su propia ferrovía
por ahora abandonada. En un país sin plan de desarrollo cualquier cosa
puede ocurrir.
EN CONCLUSIÓN
Este es un capítulo más del desorden predominante en el desarrollo peruano y, en consecuencia, del malgasto de recursos.
También ratifica los reclamos de la sociedad por información y
participación en decisiones tan importantes como la anunciada, no solo
por su costo sino también por sus consecuencias. Lo cierto es que el
pueblo no sabe lo que va a pasar porque ni los gobernantes lo saben. Y
eso, se insiste, es porque en el Perú no hay planes.
Lo que así se denomina son declaraciones conceptuales sin nada
concreto y además aun cuando pueda existir algún plan mejor hecho que
los otros, el próximo Gobierno se encarga de cambiar todo a su capricho o interés. Al final el pueblo siempre es engañado pero debe pagar la cuenta.
La Interoceánica Sur y la bimodal del Norte fueron vendidas como la
solución al transporte de cargas brasileñas hacía los mercados
asiáticos. ¿Qué pasó? ¿Eso no sirvió y por eso ahora también se necesita
una o dos ferrovías?
No se trata de oponerse al desarrollo, como simplistamente
replica el Gobierno cada vez que se critica lo que decide hacer. Se
trata apenas de usar un poco de sentido común y de reclamar orden en las
decisiones. Hasta ahora nadie demostró, ni puede, que se
necesitan tres carreteras interoceánicas, además de dos o más ferrovías y
de la hidrovía para mantener relaciones comerciales con el país vecino.
Peor, apenas en Loreto hay cinco caminos que están siendo abiertos
hasta la frontera brasileña. Eso hasta podría ser necesario dentro de
dos o tres décadas pero ciertamente no en la actualidad. Por el momento
esto es puro malgasto de dinero. Al final, solo ganan los políticos
corruptos, las empresas que hacen las obras y, claro, los que financian
todo. Pero eso facilita el pillaje de recursos naturales
preciosos que bien usados podrían asegurar el tan deseado desarrollo
sostenible.
http://www.actualidadambiental.pe/?p=30447
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