Desde su inauguración en 1914 por los estadounidenses, el Canal de Panamá, de 82 kilómetros de largo, es uno de los principales factores económicos de América Central. La colosal obra permite a los barcos ahorrar casi tres semanas de viaje en el trayecto desde la Costa Oeste de los Estados Unidos hasta la Costa Este. En 1999, pasó a ser propiedad de Panamá. Más del 40% de los ingresos del estado provienen de esta gigantesca obra de ingeniería, de la que los habitantes del pequeño país están muy orgullosos.
Aunque bastante más antiguo, el ferrocarril de Panamá es menos conocido. Se inauguró en 1855 y atraviesa el país desde mucho antes que el Canal, del Pacífico al Atlántico. Por el trecho de 77 kilómetros entre el puerto de Balboa en Ciudad de Panamá, a orillas del océano Pacífico, y el puerto de Cristóbal, en la parte atlántica, circulan largos trenes de carga, así como un tren de pasajeros. Entre semana, este último realiza diariamente un recorrido de ida y vuelta.
Son sobre todo turistas quienes viajan a bordo del coche panorámico y disfrutan de las vistas únicas sobre el Canal. En las pequeñas islas de la costa del Caribe se puede visitar al pueblo Kuna, una tribu indígena con una forma de vida propia. El casco viejo de la ciudad de Panamá invita a perderse por sus calles.
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